Sábado 28

Sábado 28 de marzo

Tras un desayuno rápido, nos dirigimos a Valencia, en un viajecillo de nada, más o menos una hora entre campos de naranjos. También vemos, en la localidad de Almussafes, la fábrica de automóviles de la Ford, pero no nos paramos, porque es otro nuestro objetivo.

A la llegada a Valencia, impresiona encontrarse con el conjunto de edificios que forman la Ciudad de las Ciencias y de las Artes. Edificios modernos, diseñados por el arquitecto valenciano Calatrava, amplios espacios en los que todo está eficazmente preparado para acoger a los visitantes, y una impecable organización que nos permite acceder con rapidez a las vanguardistas instalaciones.

Comenzamos disfrutando de la mañana en Museo de las Ciencias Príncipe Felipe. Aquí el lema es: “Prohibido no tocar, no sentir, no pensar”. Una exposición sobre los superhéroes del cómic nos introduce de forma lúdica en el mundo de la ciencia. El edificio está lleno de artilugios que se pueden y deben probar para verificar múltiples aspectos de la física, las matemáticas, la medicina, etc.

Muchas fotos dan buena cuenta de que nos atrevimos a experimentar en un buen montón de aparatejos. ¿Cuándo podremos enviarlas? Sigamos teniendo paciencia…

También vimos el legado de nuestro Premio Nobel, Severo Ochoa, que incluye las muchísimas condecoraciones que recibió, sobre todo el premio de la Academia sueca. Otros documentos curiosos, como su discurso en el brindis del baile de los premios Nobel, escrito de su puño y letra en inglés, con una frase final en sueco, nos aproximaron al genial investigador que da nombre a nuestro instituto.

Por la tarde, tras la comida en Carrefour o alrededores, las actividades culturales de esta inigualable excursión comenzaron con la proyección del documental sobre LOS ALPES, en la sala del Hemisferio. Impresionante y literalmente “vertiginoso”.

Seguidamente entramos en tropel en el Oceanografic, para disfrutar fotografiando la fauna marina. No es una exageración decir que hicimos miles de fotos. Al final, ya a punto de llover, vimos un espectáculo de delfines amaestrados. ¡Son muy inteligentes!

Y ya bajo la lluvia, volvimos a Gandía. A dormir. O a pasar la noche, porque ocurre una cosa curiosísima: nuestros alumnos y alumnas, que son capaces de aprender cosas tan difíciles como la tabla periódica de los elementos, la teoría de la relatividad, circuitos LRC en serie y en paralelo, derivadas e integrales, interpretación de textos literarios, filosóficos o históricos, no pueden recordar el número de su habitación (sólo tres dígitos), y se meten en otra(s). ¡Qué cosas! Pero que no cunda el pánico; son personas sensatas.

“Caminante, no hay camino; se hace camino al andar” (Antonio Machado).

Saludos desde Gandía.