miércoles, 1 de abril de 2009

Lunes 30


Lunes 30 de marzo, De Gandía a Tarragona.

Venciendo el sueño, que cada día que pasa es mayor, salimos con nuestras maletas a la puerta del hotel, para meterlas en el autobús que nos llevaría a Salou, en la provincia de Tarragona, donde hemos establecido hoy la base de operaciones para nuestras expediciones lúdico-culturales por Catalunya.

Durante el desayuno, Salvador nos comentó al resto de profes que antes de bajar hiciésemos una revisión de las habitaciones por si alguien se olvidaba algo. Quedamos en que miraríamos en los armarios, las mesitas de noche, las terrazas, debajo de las camas, y hasta en las mantas revueltas de las camas. “Vale más prevenir”, nos indicó con sabiduría de experto.

Cuando Alicia y Manolo estábamos a punto de salir de la habitación, llamó a la puerta una amable empleada del hotel que nos preguntó si éramos profesores. Le dijimos que sí, y respondió que venía a revisar la habitación. Pensamos que eran muy eficaces y que se preocupaban, como nosotros, de que nadie olvidase nada. Pero en realidad estaba comprobando las habitaciones de los alumnos para asegurarse de que no habían roto nada y que nada había desaparecido, antes de devolver la fianza de 10 € que cada uno había tenido que depositar a la llegada.

De todos modos, no hubo ningún problema, claro, no podía ser de otro modo… ¡somos del “Carmen y Severo Ochoa! Nos devolvieron e3l dinerillo fresco sin problemas. Los de Salou nos pidieron 20 € y no hubo manera de reducirlo a 10… Los recuperaremos el último día, seguro…

Viaje costero hacia Tarr4agona, con parada técnica para solucionar problemas de incontinencia urinaria, sed, hambre, etc. Descansamos un rato en un área de servicio de Castellón, donde pudimos escuchar ya algunas frases en catalán.

A la llegada a Salou, tras algunas dudas antes de encontrar el hotel, porque María no paraba de recalcular, descargamos nuestros equipajes, se realizó el reparto de habitaciones (nunca llovió a gusto de todos) y fuimos al inmenso comedor, del que os mostraremos próximamente interesantes y densas fotos, creo.

Tras la comida todos nos encontramos con puntualidad valdesana en el autobús. Rumbo a Tarragona, a una media hora solamente. Para nosotros, a estas alturas, es una chorrada de viaje.

En Tagagona disfgutamos de una lluviosa visita al patgimonio gomano de la ciudad, y a su catedgal medieval. Al seg lunes, los museos estaban ceggados, y sólo pudimos veg el anfiteatgo, el cigco y el fogo pgovincial. Quedan pocos gestos agqueológicos visibles, pego se están haciendo esfuegzos pog gecupegag y acondicionag estas muestgas de la pgesencia del impegio gomano en la pgovincia taggaconense. Algunas alumnas quegían que en vez de teneg una guía, como en Valencia, tuviésemos un “guío”, y los dioses gomanos se lo concediegon. Pog eso estaban muy motivadas dugante el gecoggido. Les integuesaba hasta el mágmol de Caggaga, no os cuento más…

La catedral es muy interesante, por la forma en que integra el románico y el gótico, pero en este blog no se trata de dar clases de arte ni de historia, sino de informaros de nuestras andanzas.

La visita concluyó con una explicación genera, dentro de un museo al que permitieron entrar al “guío” debido a la lluvia, y al final pudimos preguntar cosas tan interesantes como si el acueducto que abastecía de agua a las personas y huertas de la ciudad era reversible (sic) o no. Aunque la idea es genial, y habría que patentarla, el acueducto (en realidad eran dos acueductos, con comp0lejos sistemas de depuración y distribución de agua por la ciudad), no lo era.

Algunas curiosidades antes de terminar: Alicia se está convirtiendo en una especie de Cenicienta de cuento, pues es solicitada como costurera y ATS, entre otros oficios diversos, para solucionas pequeñas contingencias que hasta ahora no tienen mayor importancia.

A la vuelta pudimos cenar a duras penas, entre una masa de alumnos de las diecisiete (o poco menos) comunidades autónomas del Estado Español, pues hay en el hotel unos setecientos alumnos y alumnas de excursión. Para conseguir una cuchara o una naranja había que hacer verdaderas expediciones por el comedor, y cuando se detectaba la ubicación del objetivo, había que esperar colas tan largas que parfecían rabos (con perdón). Podrían poner en nuestro comedor alguno de los semáforos de Luarca, que aquí buena falta hacen, y prestarían mejor servicio. Pero nadie se cortó jamás con un cuchillo en ese comedor, ni fue jamás persona alguna asesinada a cuchilladas, porque si uno de esos cuchillos logra hacer sangrar a alguien será por puro milagro. En fin, como diría Jesulín, ese filósofo de la Bética, en dos palabras: “im-prezionante”. Habrá fotos en su momento.

Y para terminar el intenso día, plagado de anécdotas, fuimos casi todos a una discoteca del lugar, después de ser acosados por los “cazadores” de varias, a tomar un refresco no alcohólico, a bailar y a observar el paisaje humano, en el que no faltaban tribus prehistóricas venidas en un viaje en el tiempo para que pudiésemos observar lo mucho que hemos evolucionado. En el año del centenario de Darwin, no está de menos esta inesperada lección de “antropología”.

Y por último, regresamos a nuestras habitaciones, bajo la lluvia, por supuesto. ¡Mañana a Barcelona!


Nota: Del día de hoy tenemos muchas fotos, pero nuestras cámaras son tan buenas que hacen fotos muy “pesadas” para enviárselas a Susi por correo, por lo que mañana haremos fotos sólo con el móvil. Hoy no ha sido posible porque el sistema catalán de ahorro de electricidad en las habitaciones no nos ha permitido recargar el móvil. Pero ya hemos aprendido el sistema.

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